Jesús está a la puerta y llama.

Por: Alejandro Mora de Enviando Vida.

Apocalipsis 3:20 (NTV) “Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos.”

Que cita tan hermosa, saber que el mismísimo creador del universo, el que nos hizo, está llamando a nuestra puerta, y no solo eso… quiere entrar a cenar con nosotros y entablar un diálogo. Suena a fabula, a poesía, la mayoría de los seres humanos tienen conciencia de Dios, de un creador cuando miramos la grandeza de los mares, las montañas, los animales y toda su creación. Sin embargo pocos le conocen, lo mismo pasaba en tiempos del Apóstol Pablo mientras paseaba por Atenas, se percató de que rendían culto al “Dios desconocido”, a un Dios que, como ahora, los atenienses creían que debía existir con tan solo mirar la creación, sin embargo no le conocían y solamente filosofaban acerca de Él, por un lado la corriente epicúrea que creían que el mundo existía por casualidad (vaya filósofos) y que si los dioses existían no estarían interesados por los humanos ni tenían nada que ver con ellos y por otro lado los estoicos, que aunque tenían mayor conciencia de Dios y le reconocían como creador de lo que existe, no le conocían realmente pues se limitaban a creer que estar en armonía con el universo significaba estar en armonía con Dios. Pablo un profundo conocedor de las técnicas retóricas comienza a debatir con ellos a partir de sus creencias de un “Dios desconocido” y cita lo siguiente, que bien aplica para nuestros tiempos:

“Para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en Él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.” Hch 17:27-28

 

La palabra de Dios, la Biblia, el encuentro entre Dios y los hombres, el fundamento firme necesario para poder afrontar de la mano de Dios las dificultades, retos, alegrías y la vida misma, la palabra de Dios es viva y poderosa (Heb 4:12), la palabra de Dios alumbra nuestro caminar (Sal 119:105), la palabra de Dios permanece para siempre (Is 40:8) y en fin podríamos citar muchas citas pero basta con entender que la Biblia es la palabra de Dios.

 

En ocasiones hay cristianos que sienten que Dios no les escucha, que sus oraciones no tienen respuesta, o que tienen muchos problemas sin que Dios les auxilie, y al cuestionarles si leen la Biblia responden que muy de vez en cuando… Debemos entender que la lectura de la Biblia (la palabra de Dios) es parte fundamental de un diálogo con Dios, es donde podemos conocerlo, saber qué es lo que Él ha hecho por nosotros y tener una comunión con Dios.

Algunas otras personas piensan que para que Dios les escuche deben ser muy buenos para poder tener acceso a su respuesta y favor, olvidando que Dios nos ama y envío a su hijo Jesucristo para restaurar esa separación que teníamos con el Padre. Dios nos escucha por lo que Cristo hizo en la cruz por nosotros y no por lo buenos que podamos ser. Recordemos también que la invitación del texto en cuestión de abrir la puerta para cenar con Jesús no está hecha para alguien que es muy bueno, sino todo lo contrario es realizada para una iglesia que le causaba enojo al Señor, que era lo suficientemente audaz para engañar a la gente a pensar que era una iglesia de Dios, y tan repugnantemente tibia en las cosas divinas que causaba asco al Altísimo. Además como muchos de nosotros estaba caracterizada, por orgullo, ignorancia, autosuficiencia y complacencia. La iglesia de Laodicea hacia alardes de ser rica, como muchas iglesias de hoy día que alardean de prosperidad y basan su evangelio en lo económico; sin embargo, el Señor describe su verdadera condición de pobreza espiritual al decirle… “Y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” describiendo su mezquina relación con Él (como la de muchos de nosotros que aun estando en una iglesia no tenemos comunión con Dios) que salta a la vista y que aunque esté llena de palabrerías, al final el señor conoce nuestras obras, lo que muestra el estado espiritual: Las palabras pueden indicar otra cosa, pero la palabra de Dios afirma que es por frutos que se conoce a un árbol (Mt 7:16)

 

Pasando al texto en cuestión vemos que la exhortación queda realiza a la iglesia de Laodicea y sin duda debe afectarnos a cada uno de nosotros si nos encontramos en tal sincretismo, pero el texto no acaba ahí, como en toda la Biblia encontramos a un Dios de amor y misericordia que pasa del llamado de atención a una invitación a los individuos (no necesariamente buenos), de manera personalísima a dejar la iglesia apóstata, nuestro orgullo y nuestro hinchado corazón, a fin de tener comunión con Jesús.

 

Para entender más a detalle cómo podemos tener comunión con Dios, veamos algunos principios básicos de toda comunicación, que se adaptan perfecto a nuestra entera decisión de abrir la puerta o mantenerla cerrada.

 

La palabra es la acción de una persona que expresa algo de sí misma y se dirige a otra persona para establecer una comunicación:

1.- Quien habla manifiesta la voluntad de ser escuchado y obtener respuesta y sin respuesta no hay diálogo posible.

 

2.- La comunicación fracasa cuando las personas no se abren al diálogo y se encierran en su propio egoísmo, o porque la buena disposición de una persona no encuentra en la otra un eco favorable.

 

3.- El diálogo puede adquirir distintos grados de profundidad, cuando entre la palabra y la respuesta hay comunión y mutuo compromiso.

 

Estos aspectos de la comunicación se aplican correctamente con la Palabra de Dios, el encuentro infinitamente más elevado de la revelación de Dios a través de su Palabra y la fe. Pero no basta escuchar con los oídos, porque la Palabra de Dios interpela, quiere ser acogida interiormente y reclama una respuesta, esa respuesta es la fe y mediante esta se realiza el encuentro con el Dios viviente.

 

A diferencia de la comunicación humana, la Palabra de Dios es eficaz… tiene vida y poder, es más aguda que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona (Heb 4.12), y así como la lluvia y la nieve bajan del cielo, y no vuelven allá, sino que mojan la tierra, y la fecundan y la hacen germinar, y producen la semilla para sembrar y el pan para comer, así también la Palabra que sale de los labios de Dios no vuelve a Él sin producir efecto, sino que hace lo que Dios quiere y cumple con sus órdenes (Is. 55:10-11).

 

La iniciativa siempre viene de Dios pero el que acoge su Palabra y permanece en ella, de siervo pasa a ser hijo y amigo. No cabe imaginar un encuentro con tanta hondura de intimidad y de comunicación. No será una plática cualquiera, estamos hablando del creador, de Dios, del que está sentado en su trono inclinando su oído para escuchar tu respuesta y comenzar una plática contigo, que triste es darnos cuenta que en la mayoría de las ocasiones mostramos desinterés por dicha conversación.

 

Es momento de reflexionar sobre nuestra actitud para entablar una comunicación con Dios. La realidad humana continuamente está implicada en un dialogo egoísta, sin darnos cuenta de que somos infelices, pobres y ciegos y que delante de Dios estamos desnudos, sin duda un buen consejo sería comprar un poco de cielo, de entender su justicia para entonces hacernos ricos y en ese mismo cielo dejar que nuestras ropas queden blancas a través de la redención en Cristo, aceptando su disciplina amorosa.

 

La buena noticia es que aun con nuestra indiferencia Jesús está llamando a la puerta. Si oyes su voz y abres la puerta Él entrará y cenara contigo como amigos. (Ap. 3.20 NTV)… ¿Cuál es tu respuesta? ¿Responderás a diario? ¿Una vez por semana? ¿Cada que te acuerdes? ¿Responderás en base a su palabra o en base a lo que tú piensas? O simplemente te sentaras a Cenar con Dios como buenos amigos, entre risas, llanto, abrazos y platicas interminables… pruébalo sin duda no te arrepentirás, esa cena cambiara por completo tu caminar.

 

Déjanos tus comentarios en Enviando Vida estamos para servirte.

 

Da Click en "Me Gusta" y sigue nuestras publicaciones en Facebook.

 

Las postales que aparecen en este artículo puedes adquirirlas aquí o en librerías cristianas, se venden sin logotipo, en alta resolución y están listas para colgarse o enmarcar en cuadros 20x25.

 

Agradecemos tus comentarios de este artículo para enriquecer el tema y saber si te ha gustado. Dejanos tus comentarios en el formulario que esta al final de esta página.

Otros artículos que pueden interesarte

Yo y mi casa serviremos a Jehová

Que frase tan comprometedora ante Dios, "Yo y mi casa te serviremos" envuelve tanto compromiso y a la vez tanto amor...

Reflejando los frutos del Espíritu.

Es muy importante que TODOS Y TODAS meditemos en este FRUTO TAN CODICIABLE ¿Te gustaría tener este fruto?... 

Nuestros materiales.

Material para divertirnos e inculcar valores basados en la Biblia Ideal para: Reunirnos en familia, para escuelas y bíblicas y más.

Versión para imprimir | Mapa del sitio
Enviando Vida es una Marca Regístrada. Todos los derechos estan reservados.